Aqu?? el mundo se simplifica a un baile de porcentajes, de signos m??s y menos. Nunca ver??n “la vida en rosa”, solo en rojo o verde.
Este lugar, donde se sabe el precio de todo pero el valor de nada, es Wall Street.
Los que aqu?? trabajan, en su mayor??a hombres, son en estos tiempos de crisis casi una “especie en extinci??n” con un estilo y forma de ser que vuelve a estar de actualidad gracias a la moda, el cine (Wall Street II) o la televisi??n (Don Drapper en Mad Men o Chuck Bass en Gossip Girl).
Vuelve el hombre viril y con car??cter pero no por ello menos culto o educado. Un aut??ntico gentleman algo altivo e insolente.
Atr??s quedaron aquellos bohemios l??nguidos que se encantaban deshojando la margarita. Estos eligen, deciden y atacan.
Son hombres de negocios, sin escr??pulos. “Money never sleeps” y mientras, ellos intentan mantener sus conciencias dormidas.
La corbata, su m??s fiel compa??era. Amiga y confidente aunque haya d??as que parezca apretar m??s que de costumbre.Son elegantes, no les gustan las estridencias. Y, al contrario que en sus negocios, en el vestir para ellos “menos siempre es m??s”.
Pocas veces se puede ver un brillo en su mirada por eso lo sustituyen por el de su pelo engominado y el de unos impolutos zapatos John Lobb.
Su olor es especial. Mezcla de tabaco, caf?? y Financial Times con el aroma de su caro perfume franc??s.
De aspecto tan inaccesible que invita a las mujeres a probar fortuna e intentar despojarlos de su coraza. Son la versi??n sofisticada del “bad boy” de toda la vida. Irresistibles, por tanto.
Con ellos se cumple aquello de “el poder es sexy”. A las mujeres siempre les ha gustado o, por lo menos atraido, los tipos duros.
Antes conducian una Harley, llevaban chupa de cuero y tocaban en un grupo de rock. Ahora parece que los prefieren al volante de un Benz, vestidos de Tom Ford y tras la mesa de un despacho.
Y, ya se sabe, los deseos de las mujeres son ??rdenes para la Moda.